lunes, 24 de noviembre de 2008

CONSAGRACIÓN


Consagrar significa dedicar, dar al Señor el lugar que le corresponde en el mundo y en tu vida. Ayer toda la diócesis de Toledo se consagró al Corazón de Jesús. Nunca he visto más gente en la Catedral. La noche antes, los jóvenes de Toledo nos congregábamos ante el monumento al Corazón de Jesús de la Vega para orar en vigilia. Ya sabéis: canciones, exposición del Santísimo, sitio emblemático...de esas oraciones que marcan.
Pues bien, lo que ayer celebrábamos parte del misterio de la REDENCIÓN. Cristo no murió por nosotros, ¡ENTREGÓ SU VIDA!, que es mucho más. Ante este misterio de amor uno se pregunta: ¿y yo? ser cristiano es algo más que entusiasmarse con la figura de Cristo. Puedes entusiasmarte con Él y llevar una vida desordenada. Ser cristiano es poder llegar a decrir ¡Jesús es mi amigo!. O como lo decía S. Pablo: "vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí" (Gal 2, 20). A nosotros nos corresponde dejarnos afectar por este misterio de Amor y misericordia; y nada hay mejor que poder decirle a Él: "para mí la vida eres Tú. Quiero vivir bajo tu mirada divina. Tú solo bastas".

sábado, 8 de noviembre de 2008

Miguel Beato Sánchez


Nació en 1911 en la Villa de D. Fadrique (Toledo). Desde su niñez sintió la vocación al sacerdocio e ingresó en el Seminario. Recibió el presbiterado el 11 de abril de 1936. El 21 del mismo mes celebró la primera misa en su pueblo natal. Aunque le acompañaron 20 sacerdotes, tuvo que celebrar la misa “rezada”, sin fiesta exterior para evitar disturbios. El 18 de abril fue nombrado coadjutor de su parroquia natal. Comenzó aquí a trabajar con los jóvenes de Acción Católica, en la catequesis, en el confesionario, administrando la comunión a los que iban a los campos de madrugada, con los enfermos, siendo el brazo derecho del párroco, el beato D. Francisco López.
El 18 de julio, nada más estallar la Guerra, comenzó la persecución religiosa. D. Miguel tuvo que refugiarse en casa con las Sagradas Formas, que el Sr. cura párroco había podido sacar de la iglesia. El 3 de agosto apresaron aD. Francisco, a quien asesinaron el día 9 del mismo mes. El Siervo de Dios se enteró del martirio del párroco y estaba seguro de que pronto le tocaría a él. En los primeros días de septiembre, le obligaron a ir a la iglesia para romper las imágenes, cosa que se negó a hacer. En el poco tiempo que ejerció el apostolado en el pueblo, apenas seis meses, se ganó la estima de la gente sencilla.
Los testigos dicen de él que era un sacerdote “caritativo”, “honrado”, “muy humilde”, “sacrificado”; en pocas palabras, “un verdadero santo”. Y, a juzgar por los escritos espirituales que se conservan y que pertenecen a los años 1931-1935, era ese el espíritu que lo impulsaba: “Jesús mío, he prometido seguirte cuando ingresé en el Seminario; cuando recibí las órdenes sagradas he prometido seguirte y te prometo, Jesús mío, seguirte e imitarte. Haz, Jesús mío, que no sea desertor y que muera en tus filas para salvar almas. Jesús, estoy dispuesto a sufrir y a padecer". Por su hermana Teresa sabemos que el 6 de septiembre de 1936 los milicianos fueron a buscarlo a casa y ya no volvió más.
Lo encarcelaron. Allí lo torturaron, pegándole continuas palizas para que renegara de su fe. Para mayor escarnio lo vistieron de nazareno, recreando con él la Pasión de Jesús. A las invitaciones y a los golpes para que blasfemara, él respondía siempre: “¡Viva Cristo Rey!”. En la noche del día 8 de septiembre le pegaron tantos golpes, que creyeron que había muerto. A la mañana siguiente lo llevaron a enterrar, pero, según afirman algunos testigos, el Siervo de Dios estaba todavía con vida. Lo acabaron de matar y lo enterraron en un descampado.

lunes, 3 de noviembre de 2008

¡DÉJATE SORPRENDER!


Ahí reside todo, en la medida de nuestros deseos. Decía S. Agustín que el que desea ensancha su corazón para que Dios lo colme. Nada hay más cierto. No hagas muchos planes para este año y deja que Él te los haga. Nuestra tentación consiste en limitar nuestra vida a lo que nuestra experiencia cotidiana transforma para nosotros en costumbre... todo rutina. Todo lo demás termina por parecernos imaginario. Ante esta tentación de pereza nos decimos: DÉJATE SORPRENDER POR CRISTO. Él sale a tu encuentro muchas veces. No tengas miedo de aventurar la vida y, quedándote desarmad@ delante de Él dejar que actúe. Son ya muchos los que al verle pasar han cambiado su vida. Aprovecha las oportunidades que tienes a tu alcance: Urda, las oraciones, charlas...y verás como no podrás evitar regalar a los demas una peazo cara de sorprendid@. ¡Gracias Eva por la foto!