
Hola a todos. Lamento no haber tenido tiempo de escribir antes, pero os podéis imaginar que la misión no deja mucho tiempo para dedicarse a estas cosas. Esta última semana ha sido especialmente intensa: visitas a casas, catequesis en las asambleas que vamos formando, jornadas con niños, jóvenes, enfermos... Ahora me encuentro dando clases de religión en diversos institutos tanto por la mañana como por la tarde...¡y hoy por la noche!, para hablar del amor de Dios a aquellos chicos que se pasan el día trabajando y no pueden estudiar hasta estas horas.
Ya os hablaré más despacio de esta experiencia, de verdad que merece la pena vivirla. Desde el día del terremoto (15 de Agosto) todo ha sido un poco accidentado. Aquí, al sur de Lima, no ha pasado nada, o casi nada, pero los temblores se sienten con fuerza y son prolongados. Gracias a Dios ya llevamos 24 horas sin ellos. Lo peor es que la gente está bastante nerviosa. La pobreza es grande y eso hace que se experimente mayor inseguridad, pero en medio de todo esto está Cristo. ¡Si viérais con qué deseo escucha la gente el Evangelio! Casi no se puede definir con palabras. Acogen a Jesús y al misionero que lo lleva con gran alegría. No me estraña que esta tierra acabe robando el corazón de quienes se acercan a ella.
Quiro daros las gracias a todos vosotros porque sé que estáis pidiendo mucho por la misión. Yo también me he acordado y os he tenido presentes en mis oraciones. Que Dios os bendiga a todos.
Ya os hablaré más despacio de esta experiencia, de verdad que merece la pena vivirla. Desde el día del terremoto (15 de Agosto) todo ha sido un poco accidentado. Aquí, al sur de Lima, no ha pasado nada, o casi nada, pero los temblores se sienten con fuerza y son prolongados. Gracias a Dios ya llevamos 24 horas sin ellos. Lo peor es que la gente está bastante nerviosa. La pobreza es grande y eso hace que se experimente mayor inseguridad, pero en medio de todo esto está Cristo. ¡Si viérais con qué deseo escucha la gente el Evangelio! Casi no se puede definir con palabras. Acogen a Jesús y al misionero que lo lleva con gran alegría. No me estraña que esta tierra acabe robando el corazón de quienes se acercan a ella.
Quiro daros las gracias a todos vosotros porque sé que estáis pidiendo mucho por la misión. Yo también me he acordado y os he tenido presentes en mis oraciones. Que Dios os bendiga a todos.