viernes, 22 de mayo de 2009

Dí que Sí a la vida


Con un bebe de brazos, una mujer muy asustada llega al consultorio de su ginecólogo y le dice:Doctor: por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio. Mi bebé aún no cumple un año... y ya estoy de nuevo embarazada.No quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro....El médico le preguntó: Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?Ella respondió:Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla.Él siguió hablando: Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos.Así usted tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca.Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños.Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.La mujer se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen!También pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que por un momento pensé en ayudarla.El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto.Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació..... y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.¡ EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO !

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En primer lugar felicitarte por esta entrada tan maravillosa te a quedado chapó , yó por mi parte ya he repartido algunas copias para ver si hay alguien k esto le hace reflesionar y no comete el crimen de ABORTAR nuevamente te doy la enhorabuena.

Ana de villa

Anónimo dijo...

Yo tambien te doy la enhorabuena por contar este testimonio y ser valiente en este mundo que vivimos gracias a ti y a otros muchos ,se nos abren los ojos del alma.
Haber si nos activamos, y no somos con nuestra pasividad consentidores de estos magnicidios.